Autora: Ana Muñoz
Los insultos, las burlas y otras formas de acoso emocional pueden causar un daño a tu hijo que puede resultar más difícil de curar que una nariz sangrante o una magulladura. Ignorar este tipo de comportamientos diciendo que son cosas de niños, no hace nada más que perpetuar la situación.
Los niños que acosan verbal o emocionalmente a otros niños pueden ponerles motes despectivos, insultarles, burlarse de ellos, sobre todo delante de los demás, humillarlos o extender rumores malicioso acerca de ellos ente los compañeros de clase. Se trata de una conducta deliberada y destinada a hacer daño que suele extenderse durante un periodo de tiempo. Los niños acosados son aquellos que son percibidos por los acosadores como débiles o vulnerables.
Por supuesto, el acoso no es sólo emocional, sino que también puede ser físico, en forma de golpes, palizas, empujones, patadas, etc.
El acoso interfiere con el aprendizaje y hace que ir a clase se convierta en una experiencia desagradable o un verdadero calvario. Los niños acosados se sienten solos y tristes, y pueden desarrollar síntomas físicos como dolor de estómago, pesadillas, nerviosismo o ansiedad.
Qué puedes hacer
Si tu hijo se queja de que está siendo acosado, déjale claro que crees lo que dice y que lo tomas en serio. Dile que vais a arreglar esta situación.
Dile que no es culpa suya. El acoso hace que su confianza se venga abajo y se sienta como una víctima merecedora de lo que le sucede.
Aunque sientas el deseo de resolver tú las cosas, es preferible que enseñes a tu hijo cómo resolverlo por sí mismo. Así sabrá defenderse en otras situaciones similares en el futuro.
Pregúntale que ha estado haciendo hasta ahora al ser acosado y dile qué otras estrategias puede utilizar.
Enséñale como responder a un acosador de un modo asertivo y practica este nuevo comportamiento con él o ella. Después, habla con él o ella de cómo está aplicando lo aprendido y qué resultados obtiene.
Sugiérele que esté acompañado de algunos amigos cuando vaya a encontrarse con el acosador.
Asegúrate de que sabe cómo pedir ayuda a un profesor. Practica con él o ella cómo hacerlo y qué decirle.
Comprueba si tiene amistades sanas con otros niños. Si no las tiene, tal vez necesite ayuda para desarrollar sus habilidades sociales.
Si es necesario, reúnete con representantes del colegio para hablar del tema y de las posibles soluciones.