Autora: Ana Muñoz
Si tus hijos no dejan de portarse mal y parecen estar fuera de control, puede ser un indicio de que tienes que pararte a pensar qué está pasando. Ten en cuenta que este comportamiento puede ser el modo que tienen los niños de decirnos que hay algo en sus vidas (en vuestras vidas) que parece estar fuera de control. Para analizarlo, detente un momento a pensar en las siguientes preguntas y tratar de responderlas:
1. ¿Estás cuidando de ti mismo? Si no cuidas de ti mismo no te estás tratando con respeto, y esto transmite a tus hijos la imagen de que no eres digno de respeto. Tal vez seas una persona tan entregada a tus hijos que te olvidas de ti misma. Por desgracia, este comportamiento puede traer más mal que bien. Tus hijos necesitan tener una buena imagen de ti.
2. ¿Ha ocurrido algún cambio importante en la vida de tus hijos ante el cual pueden estar reaccionando? Si es así piensa en lo que puedes hacer para manejarlo, habla con ellos, descubre cuáles son sus sentimientos y pensamientos al respecto. Por supuesto, hay cosas que no puedes controlar (si os habéis mudado a un nuevo lugar, no puedes cambiar eso), pero puedes mostrarles tu cariño y hacer ver a tus hijos que pueden contar contigo y que estás disponible para ellos, tanto física como emocionalmente.
3. ¿Estás incluyendo a tus hijos en las decisiones que les afectan? En la medida de lo posible, dales la oportunidad de tomar decisiones. Ten en cuenta que sus vidas están muy dirigidas por los adultos y, aunque esta dirección es buena para ellos, también necesitan practicar su autonomía e independencia y tomar decisiones por sí mismos o al menos contribuir a tomarlas. Además, así les enseñarás a ser más responsables.
4. ¿Estás pasando tiempo de calidad con tus hijos? Tiempo de calidad no significa estar juntos en el mismo lugar, sino estar interaccionando de un modo que os resulte gratificante a ambos (charlar, jugar, hacer algo juntos). Si tienes varios hijos, es importante que dediques tiempo a cada uno de ellos por separado. Puede que seas una persona muy ocupada, pero ten en cuenta que puede bastar con un momento de charla agradable al acostarlos o leerles un cuento un rato. Lo importante es la calidad no la cantidad.
5. ¿Estás siendo consistente? Los niños necesitan tener horarios y rutinas a los que atenerse para no descontrolarse. Trata de ser consistente con dichas rutinas. Sé también consistente en tu comportamiento con ellos, y en tus reacciones a su conducta. Si un día les regañas por algo y al día siguiente no le das importancia, no estás siendo consistente y no les estás enseñando el modo correcto de comportarse. Además, si tus reacciones dependen de tu estado de ánimo, les estás enseñando a tus hijos que eres impredecible, lo cual puede resultarles estresante.