Autora: Ana Muñoz
Las normas que los padres suelen establecer para sus hijos pueden clasificarse en cuatro categorías:
- Normas relacionadas con al seguridad, como "cruza sólo con el semáforo en verde".
- Normas sobre la moralidad, como "no mientas", "no pegues a los demás".
- Normas relacionadas con el comportamiento social: ""di gracias", "di por favor".
- Normas sobre áreas personales, que los niños consideran que no es asunto de sus padres, como los amigos que tiene, la ropa que lleva, los juguetes con los que quiere jugar.
Y es precisamente en esta cuarta categoría donde surgen la mayoría del los conflictos. Las tres primeras categorías no suelen plantear problemas porque los niños suelen obedecer las normas acompañadas de explicaciones convincentes, pues pueden comprender, por ejemplo, que es peligroso cruzar con el semáforo en rojo. En cambio, la mayoría de los niños piensan que ellos son los que eligen con quién quieren jugar o qué ropa ponerse.
Los niños tratan de buscar su autonomía e independencia, de modo que pueden negarse, por ejemplo, a bañarse, porque consideran que es su cuerpo, que están bien como están y que sólo ellos deciden si se bañan y cuándo, mientras que su madre podría pensar que es antihigiénico no bañarse, que empieza a oler mal y que, por tanto, debe bañarse.
Es importante que los padres sepan respetar el ámbito personal de sus hijos, y no entrometerse en exceso. Cuando los padres tratan de controlar las áreas que son verdaderamente personales, como el derecho a tener un diario privado que nadie lea, los niños empiezan a sentirse deprimidos.
Pero, ¿qué hacer cuando tu hijo/a considera invasión de su privacidad aquello que tú consideras una norma de convivencia, como estar aseado? En estos casos, lo más importante no es lo que esperas que el niño o niña haga, sino cómo le pides que lo haga. Tendrás más posibilidades de que te obedezca si no no das una orden rígida, como "ve a bañarte ahora mismo", sino que lo expresas como una petición e incluso le das alguna posibilidad de elección, como "Por favor, date un baño, puedes hacerlo ahora o mañana por la mañana, ¿de acuerdo?"
Para los niños es importante sentir que tienen control sobre sus vidas. Si les dejas controlar ciertos aspectos de sus vidas, estarán mucho más dispuestos a obedecer en otros.