Autora: Ana Muñoz

Durante el segundo mes es cuando empiezas a notar realmente que estás embarazada. Puedes sentir náuseas con frecuencia, te sientes tremendamente cansada y sientes la necesidad de orinar con frecuencia.

1. El desarrollo del bebé

El embrión empieza ya a diferenciarse. Esto significa que el vez de ser una masa de células similares, como sucedía al principio, las células empiezan a tener funciones específicas.

En la semana cinco el embrión está formado por tres capas. En la capa superior se forma un canal que luego se cierra para formar el tubo neural. Es lo que más adelante dará lugar al cerebro, médula espinal, nervios espinales y columna vertebral. En la capa media empieza a tomar forma el corazón y el sistema circulatorio. El primer latido se produce 21 o 22 días después de la concepción. La capa interna dará lugar a los pulmones, intestinos y vejiga urinaria, aunque más adelante.

En la sexta semana empiezan a formarse las vesículas ópticas que darán lugar a los ojos más adelante. Se forma una apertura que se convertirá en la boca y el cerebro está creciendo rápidamente.

En la semana siete el cordón umbilical es ya plenamente visible. Está formado por dos arterias y una vena. Los nutrientes y el oxígeno de tu sangre llegan a la placenta y de ahí pasan al embrión a través de la vena. La sangre del embrión regresa después de nuevo a la placenta mediante las dos arterias. El cráneo es transparente y, si pudieras observarlo con una lupa, verías el cerebro en desarrollo en su interior. La cara empieza a adquirir forma. La abertura de la boca, rudimentarias orejas y las fosas nasales son ya visibles. Aunque aún no tiene dedos, sí tiene brazos y piernas.

En la semana ocho se forman los dedos de manos y pies. Ya pueden verse sus codos, muñecas y tobillos y se están formando las pestañas. La punta de la nariz, el labio superior y los oídos empiezan a tomar una forma reconocible. El corazón late a un ritmo de 150 latidos por minuto. Tu diminuto bebé tiene ahora un tamaño de unos 15 milímetros y el aspecto que ves aquí abajo.

Embrión de unas 7-8 semanas (autor: Lunar caustic).

2. Los cambios en el cuerpo de la madre

Durante este segundo mes son muchos los cambios que tienen lugar en el cuerpo de la mujer embarazada. Se producen náuseas, reflujo gástrico, fatiga, insomnio y frecuentes deseos de orinar. Los cambios hormonales producidos afectan prácticamente a todo tu cuerpo.

Náuseas y vómitos. Pueden aparecer en cualquier momento del día y de la noche y no se sabe con seguridad a qué se deben, pero es muy probable que estén relacionadas con los cambios en el aparato gastrointestinal provocados por los altos niveles hormonales. El aumento de progesterona hace que el movimiento de la comida en el aparato digestivo sea más lento, de manera que el estómago tarda más en vaciarse. La mayor sensibilidad a los olores que experimentan las mujeres embarazadas puede jugar también un papel.

Útero. El útero empieza a expandirse, hasta el punto de llegar a ser 1000 veces mayor de lo normal al final del embarazo. Durante los primeros meses de embarazo, la vejiga se encuentra ligeramente por debajo del útero, por lo que se ve comprimida y eso hace que necesites orinar con más frecuencia o que tengas alguna pérdida de orina al toser o reír.

Placenta. La placenta sigue creciendo y adhiriéndose cada vez más al útero. Esto puede hacer que se produzca a veces un pequeño sangrado, que es totalmente normal. No obstante, conviene que informes a tu médico si sangras para asegurarte de que todo va bien.

Cuello uterino. El cuello del útero o cérvix contiene un tapón de moco que se acaba de formar aproximadamente en la séptima semana de embarazo. Este tapón bloquea el canal cervical e impide que entren gérmenes en el útero.

Aparato circulatorio. Tu cuerpo sigue produciendo más cantidad de sangre para satisfacer las necesidades de oxígeno y nutrientes del bebé en desarrollo, sobre todo durante este mes y el siguiente. A pesar del aumento de volumen de sangre, tu presión sanguínea tiende a ser baja, ya que los vasos sanguíneos se dilatan bastante para dar cabida a este aumento de sangre. Esto puede hacer que sientas cansancio, dolores de cabeza o mareos.

Pechos. Los pechos continúan creciendo debido al crecimiento de las glándulas mamarias en su interior. Puedes sentirlos llenos, pesados o dolorosos.