Autora: Ana Muñoz

1. Trastorno negativista desafiante

Las conductas desafiantes y negativistas son bastante comunes durante la época preescolar. Por este motivo, para hacer un diagnóstico de trastorno es necesario que dicho comportamiento se dé con una frecuencia muy superior a la normal a estas edades. Es normal que estos comportamientos desafiantes, la terquedad y las rabietas típicas de los niños más pequeños se atenúen durante la mitad de la infancia. Cuando esto no sucede y dichos comportamientos continúan o incluso se agravan, entonces puede considerarse la posibilidad de un trastorno negativista desafiante.

La edad media de aparición de este trastorno es a los seis años de edad. En la mayoría de los casos, este trastorno acaba despareciendo con la edad y suele deberse a una intensificación de comportamientos que forman parte del desarrollo normal de los niños, asociado a factores desencadenantes como un temperamento fuerte o discordia familiar. Sin embargo, aproximadamente un cuarto de estos niños progresa hacia un trastorno disocial.

Definición

Consiste en un patrón de conducta negativista, hostil y desafiante que dura al menos seis meses, durante los cuales se dan cuatro o más de las siguientes conductas:

A menudo se encoleriza e incurre en pataletas.

A menudo discute con adultos.

A menudo desafía activamente a los adultos o rehúsa cumplir sus obligaciones.

A menudo molesta deliberadamente a otras personas.

A menudo acusa a otros de sus errores o mal comportamiento.

A menudo es susceptible o fácilmente molestado por otros.

A menudo es colérico y resentido.

A menudo es rencoroso o vengativo.

2.Trastorno disocial

El trastorno disocial, en cambio, describe conductas que no forman parte del desarrollo normal de los niños. Por tanto, si un niño muestra este tipo de conductas debe ser siempre motivo de preocupación. Sin embargo, al principio y mitad de la adolescencia sí son más comunes este tipo de conductas en grupos normales, tendiendo a desaparecer con el tiempo.

La edad media de aparición de este trastorno es a los nueve años de edad. Estos niños suelen comenzar teniendo un trastorno negativista desafiante que progresa hacia un trastorno disocial que aparece al final de la infancia o inicio de la adolescencia.

Sólo una minoría de niños con este trastorno progresa hacia un trastorno de personalidad antisocial en la edad adulta que dura toda la vida. No obstante, muchos de los niños con trastorno disocial muestran en la edad adulta importantes problemas sociales y personales.

Definición

Consiste en un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que se violan los derechos básicos de otras personas o normas sociales importantes propias de la edad, manifestándose por la presencia de tres (o más) de los siguientes criterios durante los últimos 12 meses y por lo menos de un criterio durante los últimos 6 meses:

Agresión a personas y animales

1. a menudo fanfarronea, amenaza o intimida a otros
2. a menudo inicia peleas físicas
3. ha utilizado un arma que puede causar daño físico grave a otras personas (p. ej., bate, ladrillo, botella rota, navaja, pistola)
4. ha manifestado crueldad física con personas
5. ha manifestado crueldad física con animales
6. ha robado enfrentándose a la víctima (p. ej., ataque con violencia, arrebatar bolsos, extorsión, robo a mano armada)
7. ha forzado a alguien a una actividad sexual
Destrucción de la propiedad
8. ha provocado deliberadamente incendios con la intención de causar daños graves
9. ha destruido deliberadamente propiedades de otras personas (distinto de provocar incendios)

Fraudulencia o robo

10. ha violentado el hogar, la casa o el automóvil de otra persona
11. a menudo miente para obtener bienes o favores o para evitar obligaciones (esto es, "tima" a otros)
12. ha robado objetos de cierto valor sin enfrentamiento con la víctima (p. ej., robos en tiendas, pero sin allanamientos o destrozos; falsificaciones)

Violaciones graves de normas

13. a menudo permanece fuera de casa de noche a pesar de las prohibiciones paternas, iniciando este comportamiento antes de los 13 años de edad
14. se ha escapado de casa durante la noche por lo menos dos veces, viviendo en la casa de sus padres o en un hogar sustitutivo (o sólo una vez sin regresar durante un largo período de tiempo)
15. suele hacer novillos en la escuela, iniciando esta práctica antes de los 13 años de edad

Subgrupos del trastorno disocial

Los niños con trastorno disocial pueden clasificarse en dos subgrupos:

1. Aquellos cuyo comportamiento agresivo comienza en la infancia. Son predominantemente de sexo masculino, constituyen un grupo más pequeño y y suelen mostrar un patrón persistente de conductas antisociales, como las descritas en la definición, a lo largo del tiempo. Estos niños suelen tener también otros problemas como trastorno de hiperactividad, déficits neurológicos, bajo rendimiento escolar, familiares con conductas antisociales y relaciones familiares disfuncionales. Este subgrupo tienen una mayor probabilidad de escalar hacia la agresión física y la violencia y a que sus síntomas perduren durante toda la vida. Esto no significa que todos los niños con un patrón de conducta agresivo de inicio temprano vayan a progresar hacia un patrón de conducta agresivo de por vida. Muchos de estos niños abandonan este comportamiento en la adolescencia.

2. El grupo más numeroso corresponde a un inicio más tardío, durante la adolescencia, incluye una mayor proporción de chicas que el grupo anterior. En este grupo, las conductas antisociales suelen desaparecer con el tiempo en la mayoría de los casos y no presentan la psicopatología asociada que suele presentar el grupo anterior. Tampoco suelen llegar a utilizar la violencia física. Muchos adolescentes utilizan estas conductas de tipo antisocial como un medio para conseguir prestigio, estatus, dinero, etc. No obstante, este grupo aún sigue presentando, alrededor de los 25 años de edad, más problemas que el resto de la población, como impulsividad, abuso de sustancias, problemas financieros, delitos contra la propiedad o problemas psicológicos.

Causas de los trastornos disocial y negativista desafiante

Los genes tienen una influencia en características como irritabilidad, impulsividad, búsqueda de sensaciones o trastorno de déficit de atención con hiperactividad. A su vez, los padres de estos niños pueden presentar características similares. Esto hace que la interacción entre padres e hijos sea disfuncional (extremadamente punitiva o severa), lo cual contribuye a perpetuar el trastorno. Ante la conducta del niño desafiante e impulsivo, los padres y otras personas en la vida de estos niños responden con agresividad, hostilidad y rechazo. Estos intercambios aversivos, coercitivos y negativos entre padres e hijos hacen que el trastorno se perpetúe a lo largo del tiempo entrando en un patrón de coerción en casa, fracaso escolar y rechazo por parte de los compañeros de clase, que a su vez contribuye a mantener el trastorno. Si además se produce abuso físico, la probabilidad de conducta agresiva en el niño es aún mayor.

Es decir, el inicio del trastorno puede deberse a factores relacionados con el temperamento del niño, mientras que su agravación y mantenimiento a lo largo del tiempo suele depender más de la respuesta de los padres, compañeros y profesores. No es raro que los padres de estos niños tengan problemas para controlar sus impulsos y emociones y bajos niveles de educación.

Cuando las familias de estos niños son entrenadas por un psicólogo para manejar adecuadamente a sus hijos, existen más probabilidades de que el trastorno acabe desapareciendo.

Bibliografía: Child Psychopathology. Eric J. Mash, Russell A. Barkley. The gilford Press.