Autora: Ana Muñoz
La ansiedad de separación hace referencia a un estadio del desarrollo infantil en el que los niños sienten ansiedad cuando se separan de su cuidador principal (generalmente la madre). Esta fase suele comenzar aproximadamente a los 8 meses de edad y durar hasta los 14 meses.
En un niño de esta edad, la negativa a separarse de su madre o padre significa que ha desarrollado un vínculo afectivo con esa persona y está empezando a entender que cada objeto o persona del ambiente es diferente a él o ella y permanente. No obstante, aún no comprende lo que es el tiempo, de modo que no saben con seguridad si su madre o padre va a volver, o cuándo volverá, o si ha desaparecido para siempre. Por tanto, a esta edad, los niños se sienten atrapados entre el deseo de explorar el mundo por sí mismos y la necesidad de permanecer a salvo junto a sus padres.
Antes de los 8 meses de edad, el mundo es tan nuevo para los niños, que apenas son capaces de diferenciar lo que es peligroso de lo que no lo es, de manera que las nuevas situaciones, experiencias o personas no les asustan. Durante el desarrollo normal, esta etapa inicial les permite establecer una familiaridad con sus ambientes. Tras esta fase, la falta de familiaridad suele producir temor debido a que el niño es ya capaz de darse cuenta de que sucede algo inusual.
Los niños reconocen a sus padres como las personas familiares con quienes se sienten seguros. Cuando se separan de sus padres, sobre todo lejos de casa, se sienten inseguros y amenazados.
Así pues, la ansiedad de separación es una fase normal del desarrollo humano. Ayuda a los niños a aprender cómo manejar su ambiente y sirve para mantenerlos seguros. Suele terminar hacia los 14 meses de edad, cuando los niños empiezan a entender que los padres siguen existiendo aunque ellos no puedan verlos y que van a volver más tarde. Por tanto, a esta edad es cuando los niños empiezan a querer ser más autónomos y explorar el ambiente que los rodea con más libertad. Son capaces de separarse de sus padres y estar varias horas lejos de ellos, porque han aprendido que los padres siguen estando ahí y volverán a verlos pronto. Ya han desarrollado una sensación de seguridad en su ambiente y son capaces de confiar en otras personas además de sus padres.
Aunque la ansiedad de separación es normal entre los niños más pequeños, puede ser un trastorno emocional cuando sucede en niños de más de 18 meses de edad. En estos casos recibe el nombre de trastorno de ansiedad de separación. Para que sea considerado como tal, los síntomas deben causar un gran malestar y afectar la vida social, académica u otras áreas y durar al menos un mes.
Incluso aunque un niño haya superado esta fase de ansiedad de separación, no es raro que vuelva a aparecer en periodos de estrés. Además, muchos niños experimentan cierta ansiedad de separación en situaciones nuevas, por ejemplo, si está en un hospital sin los padres cerca.
Síntomas de la ansiedad de separación
- Sucede entre los 8 y los 14 meses de edad.
- El niño/a siente un malestar especial cuando es separado de su principal cuidador (habitualmente la madre).
- Le preocupa que pueda sucederle algo malo a su madre o perderla.
- Se niega a ir a sitios por miedo a la separación.
- Se niega a irse a dormir si la madre no está cerca.
- Tiene pesadillas.
- Quejas de malestar físico repetidas.
Cómo tratar a un niño con ansiedad de separación
En primer lugar, ten en cuenta que se trata de una fase normal que todos los niños atraviesan y que durará aproximadamente hasta los 14 meses de edad, aunque puede durar unos meses más o menos, según el niño.
Si tienes que separarte de tu hijo o hija, trata de hacerlo cuando haya comido y descansado, pues la ansiedad por separación es más probable si el niño está hambriento, cansado o enfermo.
Prepara al niño antes de la separación. Explícale que tienes que irte pero que vas a volver. Si se pone ansioso, tómate en serio su malestar y responde con calma y paciencia, no le regañes ni muestres enfado. A veces resulta útil dejarle un pañuelo o cualquier otro objeto que te pertenezca y pedirle que te lo guarde hasta que vuelvas. Eso le ayudará a recordar que vas a volver y que no lo estás abandonando.
Haz que se sienta seguro concediéndole tu atención y dándole cariño. Los niños pequeños aprenden más rápido cuando reciben suficiente atención y cariño que cuando se los trata de enseñar por el camino más duro.
Practica separaciones cortas por la casa y hazle saber dónde estás. Cuando te vayas a otra habitación, puede suceder que tu hijo o hija te llame cada cierto tiempo. Esto lo hace para asegurarse de que estás ahí y no has desaparecido. Respóndele siempre. Basta un simple "estoy aquí" que le servirá para tranquilizarse un rato. Al responderle de este modo, le estás ayudando a desarrollar un sentido de seguridad que le permitirá librarse de esa ansiedad de separación cuando haya madurado lo suficiente.
No intentes escabullirte furtivamente cuando tu hijo no te vea. Esto sólo creará más problemas la próxima vez que te vayas e incrementará la ansiedad de separación. Además, de este modo no le ayudas a sentirse seguro. Ten paciencia y espera a que pase esta fase.
Controla tus propios miedos y ansiedades. Si el niño nota que te sientes ansioso al dejarlo, percibirá tu partida como amenazante. Trasmítele seguridad y confianza. Por ejemplo, dile: "Tengo que irme un rato, pero volveré muy pronto. Te dejo con la abuela, ya verás como con ella estás muy bien".