Autora: Ana Muñoz

A veces, las personas están tan centradas en su mundo exterior (el trabajo, los estudios, las responsabilidades y obligaciones, el cuidado de otros, etc.) que apenas tienen tiempo para plantearse si están cuidando bien de sí mismas.

A veces pueden bastar algunos pequeños cambios en el estilo de vida para hacerlo más saludable, lo cual, a su vez nos permitirá tener más fuerzas para llevar el ritmo, a veces demasiado intenso, de nuestra vida diaria. Estas son algunas cosas muy sencillas que puedes hacer:

1. Escribe cartas que nunca vas a enviar

Esto te permite procesar emociones difíciles o expresar pensamientos que no sabes muy bien cómo comunicar. Te resultará liberador aunque nunca las entregues.

2. Desarrolla un ritual personal para cerrar ciclos

Por ejemplo, puedes encender una vela mientras reflexionas sobre algo de lo que necesitas librarte y apagarla como símbolo de dejarlo ir. Este tipo de rituales ayudan a procesar emociones incrustadas.

3. Crea una lista de canciones que te hagan llorar

A veces, liberar emociones a través del llanto puede ser profundamente sanador. Escuchar música que conecte con tus sentimientos puede facilitar este desahogo.

4. Haz actividades manuales repetitivas

Tareas como tejer, hacer origami o incluso tallar madera pueden ser meditativas y relajantes. Ayudan a concentrarte en el presente mientras calmas tu mente. Ciertos juegos de ordenador simples, como el Tetris, también pueden ayudarte.

5. Habla contigo mismo/a en tercera persona

Cuando te enfrentes a un momento difícil, intenta decir en voz alta algo como: "Esto es complicado, pero [tu nombre] puede superarlo". Este enfoque crea distancia emocional y fomenta el autocuidado.

6. Aprende algo completamente nuevo y fuera de tu zona de confort

Desde practicar malabarismo hasta tocar un instrumento raro, estas experiencias estimulan el cerebro y mejoran tu confianza emocional.

7. Haz un "día sin tecnología"

Desconéctate totalmente del móvil, las redes sociales y las pantallas para reconectar contigo mismo/a. Llena ese día con actividades como caminar, escribir o cocinar. Puedes hacerlo de vez en cuando o un día fijo a la semana.

8. Escribe un diario de desafíos superados

Escribe desafíos que has logrado superar y que te han enseñado algo o momentos difíciles que superaste. Esto ayuda a cambiar la perspectiva sobre el pasado.

9. Usa la terapia de los colores

Rodéate de colores que influyan en tu estado de ánimo. Por ejemplo, el azul calma, el amarillo energiza y el verde fomenta la conexión con la naturaleza.

10. Haz caminatas lentas y conscientes

Camina sin un destino fijo y sé consciente de cada paso que das, del viento, los sonidos y los olores que hay a tu alrededor. Puede ser un ejercicio de mindfulness que te ayude a sentirte en paz calmar tu mente.

11. Rodéate de aromas reconfortantes

Los olores pueden evocar emociones profundas. Encuentra un aroma (como lavanda, eucalipto o jazmín) que te calme y utilízalo estratégicamente cuando lo necesites.

12. Usa la "microgenerosidad"

Haz pequeños actos de bondad aleatorios: dejar una nota positiva en un lugar público, enviar un mensaje inesperado a un amigo, recoger basura en la playa o pagarle un café a alguien. Estas acciones mejoran tu sensación de conexión con los demás y el mundo.

13. Crea un "tablero de emociones"

Dedica un espacio en el que puedas plasmar tus emociones a través de imágenes, colores, frases o dibujos. Es una forma visual de liberar y procesar sentimientos.

14. Practica el "vacío creativo"

Dedica tiempo a no hacer absolutamente nada que tenga un propósito. Siéntate y deja que tu mente vague sin dirección. A menudo, esto genera claridad emocional.

15. Haz algo que esté fuera de tu rutina, sin planearlo

Romper la monotonía con un acto espontáneo, como seguir un camino diferente o visitar un lugar nuevo, puede revitalizar tu estado emocional.

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