Autora: Ana Muñoz

Las parasomnias son una serie de trastornos que ocurren durante el sueño o en el momento de quedarse dormido. El sueño se desarrolla a través de varias fases caracterizadas por patrones de ondas cerebrales diferentes, así como diferencias en otros parámetros fisiológicos como tono muscular, movimiento ocular, frecuencia cardíaca y respiratoria y presión sanguínea. La fase REM se caracteriza por movimientos oculares rápidos y es la fase en la que se producen los sueños más vívidos.

Conforme pasamos de una fase a otra del sueño, pueden darse despertares breves, parciales o completos, tras los cuales la mayoría de la gente se vuelve a quedar dormida de inmediato. Sin embargo, a veces, una parte del cerebro puede estar dormida y otra parte despierta, causando algunas de las parasomnias más llamativas, como el sonambulismo. La mayoría de la gente no es consciente de lo que le sucede durante una parasomnia ni suele recordar nada a la mañana siguiente.

Tipos de parasomnias

1. Trastornos del despertar
    • Sonmabulismo (caminar dormido)
    • Despertar confuso
    • Terrores nocturnos

2. Trastornos de la transición sueño/vigilia
    • Espasmo mioclónico
    • Hablar dormido o somniloquia 
    • Calambres nocturnos en las piernas
    • Movimientos estereotipados nocturnos

3. Parasomnias asociadas al sueño REM
    • Pesadillas
    • Parálisis del sueño
    • Trastorno de comportamiento del sueño REM

A continuación, veremos cada una de las parasomnias mencionadas.

A) Trastornos del despertar

1. Sonambulismo

Una mujer encontró a su marido cortando el césped desnudo y totalmente dormido a las 2 de la mañana. Cuando ella desenchufó el cortacésped, él volvió a la cama y siguió durmiendo, sin recordar nada de lo sucedido a la mañana siguiente.

El sonambulismo se produce cuando una persona sale de la fase de sueño profundo y, sin despertarse, se levanta y camina o realiza alguna actividad. A veces, puede decir algunas cosas incoherentes o bien puede realizar determinadas conductas que normalmente hace durante el día, como lavarse los dientes, limpiar, cocinar o incluso conducir o mantener relaciones sexuales. En algunas ocasiones, pueden darse conductas violentas, en las que el sonámbulo ataca a otras personas. No obstante, a veces, el sonámbulo se limita tan solo a estar sentado en la cama y decir alguna cosa sin mucho sentido. Es más frecuente en los niños y suele desaparecer al llegar a la adolescencia.

Entre los factores que aumentan la probabilidad de sonambulismo están la falta de sueño (que es una de las causas principales), los antidepresivos, estímulos externos como ruidos fuertes o estímulos internos como una vejiga llena. Existe también una predisposición genética.

Si convives con un sonámbulo, lo mejor que puedes hacer es llevarlo de nuevo a la cama suavemente, sin despertarlo, ya que si se despiertan pueden sobresaltarse y reaccionar con brusquedad o violencia.

2. Despertar confuso

Se produce cuando una persona despierta solo parcialmente de una fase de sueño lento o profundo (NREM) y se siente confusa, desorientada y con la cognición alterada, lo que le hace tener errores de lógica y problemas para entender lo que se les dice. Es más frecuente en niños, aunque también se da en un 4 % de los adultos. Al día siguiente no recuerdan este episodio.

3. Terrores nocturnos

Durante uno de estos episodios, la persona se incorpora en la cama bruscamente gritando de terror. Tiene los ojos muy abiertos, con las pupilas dilatadas, el corazón le late con fuerza y presenta una respiración agitada, aunque no está del todo despierta. Le cuesta recobrar la conciencia y, a menudo, se vuelve a dormir sin llegar  a despertarse ni recordar nada al día siguiente. Los terrores nocturnos no van acompañados de sueños desagradables, como sucede con las pesadillas. Comunicarse con una persona durante uno de estos episodios es prácticamente imposible y no se les puede consolar ni calmar. Suelen durar unos minutos y finalizan espontáneamente.

s más común en niños que en adultos. En los niños no suelen estar asociados a ningún tipo de psicopatología y tienden a desaparecer en la adolescencia. Sin embargo, en los adultos, suelen estar asociados al estrés o algún trastorno de ansiedad, como trastorno de estrés postraumático. En los adultos se dan con más frecuencia entre los 20 y 30 años de edad y van disminuyendo con la edad.

B) Trastornos de la transición sueño/vigilia

1. Espasmo mioclónico

A pesar de tener un nombre muy poco familiar, se trata de algo que prácticamente todos hemos experimentado alguna vez. Consiste en un movimiento muscular involuntario o una especie de tirón que se produce justo en el momento en que te vas a quedar dormido, sobre todo en piernas y brazos, ocasionando un sobresalto. En algunos casos van acompañados de alucinaciones, sueños, sensación de que te vas a caer o te han quitado la cama de debajo o sensación de ver luces en tu cabeza. A veces, van acompañados de un grito.

Es algo bastante normal y sucede con frecuencia, aunque no siempre llega a despertarnos, de manera que a menudo ni siquiera nos damos cuenta. Puede aumentar su intensidad y frecuencia debido al estrés, exceso de cafeína u otros estimulantes o debido a un ejercicio físico intenso antes de dormir. No se sabe con seguridad por qué se produce.

Si bien son normales y generalmente inofensivos, si los espasmos se vuelven frecuentes o interfieren con el sueño, pueden estar asociados con trastornos como la epilepsia mioclónica o el trastorno del movimiento periódico de las extremidades y sería recomendable consultar a un especialista.

2. Hablar dormido o somniloquia

La persona que habla dormida puede pronunciar palabras sueltas o sonidos o hasta llegar a pronunciar frases completas. Es algo bastante común y no suele tener ninguna importancia, aunque a veces puede ser un indicativo de ansiedad o estrés. Puede convertirse en un problema cuando se da con una intensidad y frecuencia que acaba perturbando el sueño de personas cercanas. Alrededor del 50 % de los niños entre 3 y 10 años y  el 5 % de los adultos hablan dormidos. No son conscientes de que están hablando ni lo recuerdan al día siguiente. Suelen hablar con un tono seco, que apenas refleja emoción alguna.

3. Calambres nocturnos en las piernas

Consisten en contracturas o tirones musculares bastante dolorosos que se producen durante el sueño en las piernas, concretamente en la pantorrilla, haciendo que te despiertes bruscamente. Puede durar desde unos segundos hasta varios minutos.

Las causas pueden ser diversas, como falta de potasio o calcio (u otros minerales), ejercicio excesivo que causa fatiga muscular, embarazo (debido a la falta de minerales como calcio o magnesio, sobre todo el los últimos meses), estar sentado mucho tiempo, colocar las piernas en posiciones extrañas mientras duermes, la deshidratación, ciertos medicamentos (como antipsicóticos, píldoras anticonceptivas, diuréticos, estatinas, y esteroides), ciertas enfermedades (como enfermedad arterial periférica, enfermedad renal, enfermedad de la tiroides, diabetes, esclerosis múltiple).

Es algo bastante frecuente en adultos (entre el 50 y el 60 %) y menos frecuente en niños (aproximadamente un 7 %).

4. Movimientos estereotipados nocturnos

Consisten en movimientos de la cabeza, cuello e incluso todo el cuerpo de un lado a otro, como un balanceo. A veces, este movimiento puede hacer que se golpee la cabeza contra la cama. Ocurre en niños normales, generalmente al empezar a dormirse y suelen desaparecer al llegar a la edad escolar, aunque un 17 % de estos niños siguen realizando estos movimientos hasta los 13 años de edad. Si se produce en un adulto debería hacerse un examen neurológico.

C) Parasomnias asociadas al sueño REM

1. Pesadillas

Las pesadillas pueden afectar prácticamente a cualquier persona. Ocurren, por lo general, durante la segunda mitad del sueño REM y casi siempre se recuerdan de un modo vívido y con detalle. Son bastante frecuentes en los niños y se dan ocasionalmente en el 70-80 % de los adultos.

En los niños se considera una parte normal de su desarrollo y pueden estar causadas por acontecimientos de la vida diaria como acudir a un nuevo colegio o hacer un viaje.

Entre los adultos, las pesadillas pueden deberse a diversas causas como estrés, traumas, uso de drogas, algunos medicamentos, falta de sueño, ansiedad, depresión o beber demasiado alcohol. La apnea de sueño y el síndrome de piernas inquietas pueden causar pesadillas en algunas personas. Comer en exceso durante la noche puede acelerar el metabolismo y hacer que el cerebro esté más activo, contribuyendo a la aparición de pesadillas.

Cuando las pesadillas se repiten con frecuencia, la causa más frecuente es la existencia de estrés, traumas, problemas o miedos en la vida diaria que le están afectando y necesita manejar y superar.

2. Parálisis del sueño

Consiste en una incapacidad temporal para moverse inmediatamente después de despertar. Aunque estás consciente, no puedes mover el cuerpo durante un tiempo que suele durar entre 1 y 3 minutos. Es algo bastante común y sucede al menos una vez durante la vida de la mitad de las personas. Suele causar una gran sensación de miedo intenso, al sentirte totalmente despierto, pero completamente paralizado.

La parálisis durante el sueño (o atonía REM) es normal y se produce en todos nosotros mientras dormimos, durante la fase REM del sueño, como un modo de impedir que una persona ejecute las acciones con las que está soñando. Si no estuviéramos paralizados mientras soñamos, seríamos como actores dormidos interpretando nuestros sueños. No obstante, a veces, una persona puede despertarse durante esta fase del sueño y continuar en este estado de parálisis durante unos minutos.

Aunque puede ser una experiencia tremendamente angustiosa, no es un motivo de preocupación y no tiene importancia alguna. No obstante, cuando se produce con frecuencia en el momento de dormite en vez de al despertar, hay más probabilidades de que esté relacionado con la narcolepsia.

En algunos casos y de manera poco frecuente, se producen también alucinaciones durante estas parálisis, casi siempre desagradables, lo que la convierten en una experiencia verdaderamente aterradora. Dado que la parálisis consciente del sueño se produce al despertar en una fase REM (es decir, mientras estamos soñando), puede suceder que, durante un momento, la persona esté todavía inmersa en su sueño, a pesar de estar despierta, y proyecta parte del sueño en el lugar en el que se encuentra realmente, es decir, su propio dormitorio, lo que produce estas alucinaciones.

3. Trastorno de comportamiento del sueño REM

Este trastorno se produce cuando hay una alteración en el mecanismo que paraliza lo músculos durante la fase REM del sueño, de manera que la persona que lo padece ejecuta sus sueños o alguna parte de ellos. Así, dar una patada a un balón durante un sueño puede hacer que dé una patada a la pared, por ejemplo. Las personas que sueñan que se defienden de algún atacante pueden ser especialmente peligrosas, pues podrían golpear a la persona que duerme a su lado, morderle o incluso tratar de estrangularla. Igualmente, las personas con este trastorno pueden dañarse a sí mismas, gritar, hablar con los personajes de sus sueños, saltar, etc., tal y como lo están haciendo en el sueño. Dado el peligro que conlleva, es importante que busquen la ayuda de un psicólogo especialista en trastornos del sueño lo antes posible.

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