Autora: Ana Muñoz
¿Tienes problemas de asertividad?
- Los demás con frecuencia logran que hagas lo que ellos desean o que pienses como ellos.
- Te resulta difícil expresar tus sentimientos tanto positivos como negativos abiertamente.
- A menudo pierdes el control y te enfadas con otros de manera injustificada.
Todos estos son ejemplos de comportamiento no asertivo, de manera que si te identificas con cualquiera de estas frases es posible que tengas problemas de asertividad.
Definición de asertividad
Asertividad es la capacidad para expresar tus emociones o hacer valer tus derechos respetando los derechos y sentimientos de los demás. La persona asertiva dice lo que desea de un modo directo, honesto y claro, sin dejarse llevar por emociones como la ira, el llanto, etc. La persona asertiva sabe pedir lo que desea, negarse a hacer algo que no desea, protestar cuando lo considera necesario, de una manera apropiada y serena.
La persona asertiva expresa sus necesidades y deseos de un modo claro y manteniendo abiertas las líneas de comunicación con la otra persona. No obstante, antes de poder expresar abiertamente tus necesidades, es necesario que llegues a creer que tienes el derecho a tener esas necesidades y expresarlas. Si piensas que no tienes derecho a decir no, por ejemplo, entonces difícilmente lograrás comportarte de un modo asertivo.
Por tanto, en primer lugar has de tener claro que tus derechos son los siguientes:
- Tienes derecho a decidir cómo dirigir tu vida. Esto implica el derecho a decidir cuáles son tus metas y sueños y a establecer cuáles son tus prioridades.
- Tienes derecho a tener tus propios valores, creencias, opiniones y emociones; así como el derecho a respetarte a ti mismo por tenerlas, independientemente de lo que opinen los demás.
- Tienes derecho a no tener que justificar tus acciones o emociones. Tienes derecho a no tener que dar explicaciones a los demás.
- Tienes derecho a decirles a los demás cómo deseas que te traten y a ser tratado con respeto y dignidad.
- Tienes derecho a expresarte y a decir "no", "no lo entiendo", "no lo sé", o "no me importa".
- Tienes derecho a tomarte el tiempo que necesites para pensar antes de expresar tus ideas o emociones.
- Tienes derecho a pedir ayuda o información, (sin tener que tener sentimientos negativos respecto a tus necesidades de ayuda).
- Tienes derecho a cambiar de opinión.
- Tienes derecho a cometer errores y a actuar a veces de manera ilógica (con plena comprensión y aceptación de las consecuencias).
- Tienes derecho a gustarte a ti mismo aunque no seas perfecto y a veces hagas menos de lo que eres capaz.
- Tienes derecho a tener relaciones positivas y satisfactorias en las que te sientas valorado, cómodo y libre para expresarte. Y tienes derecho a terminar cualquier relación cuando desees hacerlo o cuando no satisfaga tus necesidades.
- Tienes derecho a cambiar, tanto a ti mismo como tu vida, del modo en que desees hacerlo.
Si no crees que tienes algunos de estos derechos es posible que reacciones de un modo pasivo ante los sucesos de tu vida.
Si permites que las necesidades, opiniones o juicios de los demás sean más importantes que los tuyos, es muy probable que acabes deprimido, ansioso o lleno de amargura. La persona asertiva sabe que sus derechos y necesidades son tan importantes como las de los demás. Por este motivo sabe expresarlas serenamente sin dejarse llevar por la ira.
La persona no asertiva, en cambio, se siente amenazada y atrapada cuando ve que los demás violan sus derechos, no se atreve a expresarse hasta que no puede más y estalla llena de ira de un modo exagerado; o bien no se atreve a expresarse de un modo directo, pero puede expresarse de un modo pasivo-agresivo, con comportamientos como no hablar a la otra persona, sabotearla de algún modo, etc. O bien es posible que no haga nada en absoluto excepto castigarse a sí misma y deprimirse.
Muchas personas piensan que tener en cuenta las propias necesidades y tratar de satisfacerlas significa ser egoísta. Esta es una idea errónea, pues la persona egoísta sólo tiene en cuenta sus propias necesidades y derechos, sin importarle los de los demás, mientras que la persona asertiva tienen en cuenta tanto las propias necesidades, como las ajenas y trata de alcanzar acuerdos que satisfagan a ambas partes.
Si quieres llevar una vida sana y productiva e incluso si deseas ayudar a los demás y ser lo más altruista posible, has de empezar por cuidar de ti mismo, estar emocionalmente equilibrado y sano. Y eso no lo lograrás si, continuamente, estás dejando de lado tus propias necesidades, tanto emocionales como materiales o de cualquier otro tipo, para satisfacer las de los demás. Esto, a la larga te dejará sin energía y sin fuerzas o te llevará a una depresión. En cambio, si tienes en cuenta tus necesidades, serás más feliz, estarás más sano y serás más capaz de servir de ayuda a los demás, si es lo que deseas.
Agresividad frente a asertividad
Cuando te expresas de un modo agresivo, no sólo estás expresando tus derechos o necesidades sino que también estás humillando o degradando a la otra persona. Este tipo de comportamiento niega los derechos de los demás e impide que los expresen.
La agresividad suele hacer que los demás también se sientan agresivos o deseen vengarse, lo cual puede perjudicarte y hacer que los demás te pierdan el respeto. Además, es posible que tras pensar las cosas con más calma te sientas culpable o avergonzado por tu comportamiento.
Cómo ser más asertivo
Tener un comportamiento asertivo no necesariamente va a hacer que consigas todo lo que deseas o que los demás te traten de un modo justo en todo momento, pero sí hará que tengas más probabilidades de lograrlo. No obstante, la falta de asertividad suele ser una de las razones por las que existen conflictos en las relaciones con los demás.
Entre las técnicas que puedes utilizar para llegar a ser más asertivo, se encuentran las siguientes:
1. Trata de ser lo más claro y concreto que puedas a la hora de expresar lo que piensas, quieres o sientes. Para ello puedes usar frases como:
Quiero/no quiero que...
Me gustaría que...
¿Te importaría...
No me gustó que hicieras eso/me gustó que hicieras eso.
Tengo una opinión diferente, creo que...
Estoy de acuerdo en estos aspectos, pero no estoy de acuerdo con estos otros...
Es importante que expreses tanto lo que quieres como lo que no quieres, como "no quiero que nuestra relación se estropee por esto, pero creo que deberíamos hablarlo y ver si podemos encontrar el modo de que no vuelva a pasar".
Cuando quieras decir algo a una persona, díselo directamente a la persona implicada, no se lo digas a otros para que le "llegue la voz".
2. Reconoce que lo que dices procede de tu propio marco de referencia, tus ideas acerca de lo que está bien o está mal, tus opiniones o valores personales, etc. Por tanto, a la hora de expresarte, usa frases que empiecen por yo, como: "yo no estoy de acuerdo contigo, en vez de decir: "Tú te equivocas", o "(A mí) me gustaría que ordenaras esto", en vez de "(Tú) deberías ordenar esto". Sugerir que alguien está equivocado o es desordenado, vago, etc., y debería cambiar, puede crear resentimiento. Por tanto, expresa lo que tú quieres no lo que crees que la otra persona "debería" hacer.
3. Pide feedback, haciendo preguntas como: "¿Me estoy explicando bien? ¿Qué opinas tú de esto? ¿Qué quieres hacer tú? Esto puede ayudar a corregir cualquier malentendido que pueda haber y ayuda a los demás a entender que tú estás expresando una opinión o un sentimiento, en vez de hacer una exigencia o dar una orden. También les ayuda a ver que eres consciente de que la otra persona puede tener una opinión diferente y la respetas aunque no la compartas. Anima a los demás a ser claros y directos a la hora de dar el feedback.
4. Ten en cuenta que a la hora de comunicarte con los demás, no sólo lo haces mediante tus palabras, sino también con tus gestos, miradas, expresiones faciales, postura, etc. Procura que tu lenguaje verbal y no verbal estén en consonancia.