Autora: Ana Muñoz
Hasta cierto punto, el amor va siempre acompañado de obsesión, al menos en las etapas iniciales, pero para algunas personas, la obsesión es tan intensa que la relación se vuelve destructiva y tremendamente dolorosa.
Las tres fases del enamoramiento normal
La antropóloga Helen Fisher divide el amor en tres fases en función de las sustancias químicas cerebrales que se ven implicadas.
La primera fase se produce cuando conoces a alguien y sientes principalmente una fuerte atracción física y deseo sexual; esta fase está regulada por los estrógenos y andrógenos.
La segunda fase, el amor romántico, aparece cuando empiezas a sentir amor por esa persona. En esta fase se produce un fuerte vínculo emocional, piensas a menudo en él o ella, a veces de manera obsesiva, durante gran parte del día, y sientes un fuerte deseo de estar a su lado. Se caracteriza por un aumento de los niveles de dopamina y norepinefrina y un descenso de los niveles de serotonina.
Un estudio realizado por Fisher, mostró que algunas personas llegan a pensar en la persona amada hasta el 95 % del día. Lo más curioso de esta fase obsesiva es la similitud que guarda este estado cerebral con el de las personas que padecen trastorno obsesivo compulsivo o depresión. En todos estos casos, los niveles de serotonina son especialmente bajos.
La tercera fase es la que podríamos llamar el amor verdadero, por ser unos sentimientos muchos más realistas, que aparecen poco a poco, cuando se ha establecido un compromiso y un vínculo afectivo estable con esa persona. Está mediada por las hormonas oxitocina (llamada también la hormona del amor e implicada en el amor entre padres e hijos) y vasopresina.
Las fases del amor obsesivo
En su libro Confusing love with obsession, el Dr. John Moore describe el desarrollo del amor obsesivo en cuatro fases:
1. Fase de atracción
Se produce una intensa y repentina atracción por la otra persona y un deseo de establecer una relación de inmediato, sin tener en cuenta su personalidad o posible compatibilidad. Confunden la atracción física inicial con amor y piensan que sus intensos sentimientos indican que están ante el amor de su vida, a pesar de que no conocen aún a esa persona.
2. Fase ansiosa
Si se ha logrado establecer dicha relación, que se caracteriza por una gran ansiedad, con miedo al abandono, celos y pensamientos de infidelidad. Existe un deseo intenso de estar en contacto frecuente con esa persona, ya sea personalmente o mediante llamadas o mensajes. El miedo a la pérdida y la desconfianza generan sentimientos de tristeza, depresión o ira, de manera que las emociones son variables y extremas, con sentimiento de intensa alegría cuando todo va bien y miedo, ansiedad, ira, celos, etc., cuando percibe algún problema o sucede algo que hace aflorar sus muchos miedos e inseguridades.
La persona obsesionada intenta controlar la conducta de su pareja y no desea que mantenga contacto con otras personas, de manera que se corre el riesgo de que se produzca un maltrato psicológico. A veces se producen reacciones violentas si la otra persona empieza a negarse a las exageradas demandas obsesivas.
3. Fase obsesiva
Se produce una total pérdida de control, la obsesión llega a su punto máximo, así como las conductas de control obsesivo. La persona víctima de la obsesión se siente mal y empieza a alejarse, lo cual crea más ansiedad y deseo de control en su pareja. La persona obsesionada no puede dejar de pensar en la otra persona y demanda una atención constante, sus llamadas son muy frecuentes y envía numerosos mensajes a lo largo del día. Pueden producirse acusaciones infundadas de infidelidad y conductas obsesivas, como seguir a la persona al trabajo para asegurarse de que no va a otro lugar, registrar sus objetos personales, revisar sus mensajes, etc. Deseo de saber todo lo que hace la otra persona, donde está en cada momento del día y con quien. Puede llegar a producirse maltrato emocional y físico.
4. Fase destructiva
En esta fase tiene lugar la destrucción de la relación, que hace que la persona obsesionada se deprima tremendamente, con pérdida de autoestima, sentimientos de culpa, desprecio y odio hacia sí misma, así como ira o deseos de venganza. A veces, puede recurrir al alcohol, las drogas o el sexo como forma de consuelo o sentir deseos de suicidarse.
Características de las personas que llegan a una obsesión patológica
• A menudo, han tenido infancias en las que se sintieron abandonados o fueron víctimas de abuso emocional, físico o sexual. Estas relaciones disfuncionales en la infancia les han podido impedir aprender patrones sanos de relación de pareja.
• Tienen un miedo extremo a ser abandonados, reaccionando con gran miedo y ansiedad ante el más mínimo indicio, real o imaginado de abandono. Este miedo les hace aferrarse con fuerza a su pareja.
• Se enamoran con mucha rapidez, de manera que nada más conocer a alguien pueden creer que es el amor de su vida y desear estar con esa persona para siempre.
• Pueden tener problemas para controlar sus emociones y tener emociones muy intensas, que varían con gran facilidad. Esto hace que el amor que sienten sea muy intenso, pero también la ansiedad, el miedo al abandono y otras emociones negativas que, dada su intensidad, se vuelven difíciles de controlar.
• Algunas de estas personas pueden tener un trastorno límite de la personalidad.
Qué puedes hacer si sientes un amor obsesivo
Si la obsesión que sientes es algo más que la obsesión típica y normal que casi todo el mundo experimenta al inicio de una relación, lo primero que has de pensar es que tu forma de relacionarte a nivel de pareja no es sana y necesitas aprender modos más constructivos de relacionarte tanto contigo como con los demás. El amor obsesivo no solo genera sufrimiento a quien lo experimenta, sino que también puede deteriorar la relación, volviéndola asfixiante, conflictiva o incluso destructiva.
El primer paso es reconocer que esta forma de amar puede estar enraizada en problemas emocionales más profundos. A menudo, la obsesión amorosa está vinculada a experiencias del pasado, como el abandono, el abuso o el maltrato en la infancia. También puede estar relacionada con dificultades emocionales como la ansiedad, la depresión o una baja autoestima que te lleva a depender excesivamente de la validación de otra persona para sentirte valioso/a.
Busca ayuda profesional
Si has notado que esta dinámica se repite en tus relaciones y sientes que el miedo al abandono, los celos descontrolados o la necesidad constante de aprobación están influyendo negativamente en tu bienestar, buscar ayuda profesional es esencial. Un psicólogo puede ayudarte a identificar el origen de estos patrones y enseñarte herramientas para gestionar tus emociones de una forma más equilibrada.
Es importante comprender que, mientras no sanes estos aspectos emocionales, es probable que todas tus relaciones terminen de la misma manera: con dolor, frustración y una sensación de vacío. Solo cuando logres trabajar en tu propia seguridad emocional, aprender a disfrutar de tu independencia y desarrollar una autoestima sólida, estarás en condiciones de construir un vínculo sano y estable con otra persona. El amor auténtico no se basa en la obsesión ni en la dependencia, sino en el respeto, la confianza y el equilibrio emocional.
Tomarte el tiempo necesario para sanar antes de entrar en una nueva relación es un acto de amor propio. No se trata de renunciar al amor, sino de prepararte para vivirlo de una manera que te haga bien a ti y a la persona con la que decidas compartir tu vida.
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