Autora: Ana Muñoz
La esquizofrenia es un trastorno de tipo psicótico grave que afecta al modo en que una persona piensa, siente y actúa. Alguien con esquizofrenia, puede tener dificultades para distinguir entre lo real y lo imaginario; puede mostrarse apático y aislarse de los demás; y puede tener dificultades para expresar emociones normales en situaciones sociales.
La mayoría de las personas con esquizofrenia no son violentas y no plantean un peligro para los demás. La esquizofrenia no está provocada por experiencias de la niñez o padres negligentes, ni son los síntomas idénticos para cada persona.
Causas de esquizofrenia
La causa de la esquizofrenia sigue siendo confusa. Existen teorías genéticas (herencia), biológicas (desequilibrio en la bioquímica del cerebro); y posibles infecciones virales y trastornos inmunes.
Genética. Los científicos reconocen que el trastorno tiende a darse en familias y que una persona hereda una tendencia a desarrollar la enfermedad (aunque no por esto va a llegar a desarrollarse necesariamente). En las personas predispuestas, la esquizofrenia puede estar desencadenada por acontecimientos ambientales, como infecciones virales o situaciones altamente estresantes (por ejemplo, ser criado en una familia disfuncional y patológica) o una combinación de ambos.
De manera similar a otras enfermedades relacionadas con la herencia genética, la esquizofrenia aparece cuando el cuerpo experimenta cambios hormonales y físicos, como los que ocurren durante pubertad y adolescencia.
Bioquímica. Las personas con esquizofrenia tienen un desequilibrio químico de ciertas sustancias del cerebro que reciben el nombre de neurotransmisores. Estos neurotransmisores permiten que las neuronas (células cerebrales) envíen señales entre ellas. El desequilibrio de neurotransmisores como dopamina, serotonina o glutamina influye en la manera en que el cerebro de una persona reacciona ante los estímulos. Los trastornos en los sistemas de dopamina, por ejemplo, están relacionados con los síntomas positivos de la esquizofrenia (alucinaciones, delirios), mientras que los desequilibrios en otros neurotransmisores podrían estar más asociados con los síntomas negativos (anhedonia, aislamiento social).
Estrés. Los incidentes estresantes a menudo preceden al inicio de la esquizofrenia y pueden actuar como eventos precipitantes en personas vulnerables. Las personas con esquizofrenia a menudo se vuelven ansiosas, irritables e incapaces de concentrarse antes de que los síntomas agudos sean evidentes. Esto puede causar problemas en el trabajo o el estudio y deterioro de las relaciones. A menudo, se culpa a estos factores de la aparición de la enfermedad cuando, de hecho, la enfermedad en sí misma ha causado el evento estresante. Por lo tanto, no siempre está claro si el estrés es una causa o un resultado de la esquizofrenia.
Los primeros signos de esquizofrenia
Los signos de esquizofrenia son diferentes para cada persona. Los síntomas pueden desarrollarse lentamente a lo largo de meses o años, o pueden aparecer bruscamente. La enfermedad cursa en ciclos de remisión y recaída. Los comportamientos indicativos de los primeros signos de esquizofrenia son los siguientes:
- Oír o ver algo que no está ahí.
- Sensación constante de estar siendo observado.
- Modo de hablar o escribir peculiar o sin sentido.
- Posturas corporales extrañas.
- Sentirse indiferente ante situaciones muy importantes.
- Deterioro académico o de funcionamiento en el trabajo.
- Cambios en la higiene y aspecto personal.
- Retirada creciente de las situaciones sociales.
- Repuestas irracionales, airadas o temerosas a sus seres queridos.
- Problemas para dormir o concentrarse.
- Comportamiento inadecuado o extraño.
- Extrema preocupación con la religión o lo oculto.
La esquizofrenia afecta al 1 % de la población aproximadamente. Los síntomas aparecen generalmente entre los 13 y 25 años, pero a menudo aparecen antes en hombres que en mujeres. Si tú o algún familiar padece estos síntomas, busca inmediatamente ayuda psiquiátrica.
Síntomas de esquizofrenia
Los síntomas de la esquizofrenia pueden clasificarse en positivos, negativos, cognitivos y afectivos.
1. Los síntomas positivos son aquellos que añaden algo a la experiencia del paciente.
Delirios. Creencias falsas e inamovibles, a pesar de la evidencia en contra. Por ejemplo delirios de persecución ("me están vigilando"), de grandeza ("tengo poderes especiales"), de referencia ("los programas de televisión me envían mensajes secretos"), somáticos ("mi cuerpo está infectado por parásitos").
Alucinaciones. Consisten en ver, sentir, escuchar, oler o saborear algo que realmente no existe. La experiencia más común consiste en escuchar voces imaginarias (alucinaciones auditivas) que dan órdenes o hacen comentarios al individuo.
Trastornos del pensamiento y del lenguaje. Pueden moverse de un tema a otro, de una manera carente de sentido, inventar sus propias palabras o sonidos, dar largos discursos sin llegar a decir apenas nada, etc. También pueden creer que les han robado los pensamientos o que les han sido impuestos en su cabeza, etc.
Conductas impredecibles o inadecuadas para el contexto. Por ejemplo, movimientos sin propósito (agitación, gestos extraños), posturas rígidas o inmovilidad (catatonía), mutismo (dejar de hablar sin razón aparente).
2. Los síntomas negativos son los síntomas que disminuyen las capacidades normales. Estos síntomas afectan la motivación, la expresión emocional y la interacción social. Responden menos a los antipsicóticos y tienen mayor impacto en la calidad de vida del paciente.
Aplanamiento afectivo. Muestran una expresión emocional reducida o ausente, hablan con voz monótona, no hacen contacto visual y tienen un rostro inexpresivo. Falta de respuesta emocional, empobrecimiento en la expresión de emociones y sentimientos.
Alogia. Consiste en una reducción de la fluidez y cantidad del habla. Dan respuestas cortas y vacías (ejemplo: responder solo con "sí" o "no").
Anhedonia. Incapacidad para sentir placer en actividades que antes disfrutaba.
Falta de motivación para realizar tareas diarias (higiene personal, trabajo, actividades sociales), apatía extrema.
Asocialidad. Falta de interés en interactuar con otras personas.
3. Síntomas cognitivos. Son aquellos que dificultan la memoria, la atención y la toma de decisiones.
- Deterioro en el pensamiento y la memoria, déficit en la atención, con dificultad para concentrarse.
- Problemas de memoria de trabajo: dificultad para recordar información reciente.
- Alteración en la función ejecutiva: dificultad para tomar decisiones o planificar.
4. Síntomas afectivos: están relacionados con el estado de ánimo.
- Depresión: es muy común en pacientes con esquizofrenia.
- Ansiedad.
- Ideas suicidas, especialmente en fases iniciales o después de episodios psicóticos.
Tratamiento
El tratamiento de la esquizofrenia se basa fundamentalmente en fármacos llamados antipsicóticos, los cuales controlan los síntomas activos, pero es también necesario que reciba un tratamiento psicosocial (psicológico, ocupacional y social). Es importante que la persona deje de tener alucinaciones y delirios, pero también lo es que recupere sus hábitos de vida, que esté durante todo el día ocupado, que tenga su grupo de amigos, es decir, que se integre en la sociedad.
1. Tratamiento psicosocial
- Psicoeducación del paciente y la familia. Consiste en proporcionarles información sobre la enfermedad y su manejo.
- Entrenamiento en habilidades sociales.
- Entrenamiento para la adquisición de habilidades necesarias para la vida diaria: cuidado personal, actividades domésticas, realización de trámites, así como favorecer su orientación a la realidad social, cultural, deportiva, o enseñar recursos para buscar empleo, etc.
- Psicoterapia.
2. Tratamiento farmacológico
El tratamiento farmacológico de la esquizofrenia se efectúa mediante unos fármacos llamados antipsicóticos:
Antipsicóticos típicos (de primera generación): bloquean principalmente los receptores de dopamina y son efectivos contra los síntomas positivos. Entre ellos se cuentran el haloperidol, la clorpromazina y la flufenazina. Tienen efectos secundarios como temblores, rigidez, movimientos involuntarios, movimientos anormales en la cara y el cuerpo, sedación y aumento de peso.
Antipsicóticos atípicos (de segunda generación): bloquean la dopamina y la serotonina. Son más eficaces para tratar los síntomas negativos. Entre ellos se encuentran: risperidona, olanzapina, quetiapina. Tienen efectos secundarios como aumento de peso y riesgo de diabetes y sedación.
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