Autora: Ana Muñoz

Según el estudio ALADINO 2023, el 36,1 % de los niños y niñas de entre 6 y 9 años en España presentan exceso de peso, desglosado en un 23,3 % con sobrepeso y un 12,8 % con obesidad. Estos datos reflejan una disminución respecto al 40,6 % registrado en 2019, lo que indica una tendencia positiva en la reducción del exceso de peso infantil en el país.

Sin embargo, persisten desigualdades significativas según el nivel socioeconómico. La obesidad infantil es mayor en familias con menores ingresos en comparación con las familias de rentas más altas.

Se define como obeso a aquél niño que supera en un 20 % el peso ideal. La causa principal de este aumento de la obesidad infantil son los malos hábitos en la alimentación y la falta de ejercicio físico. En ocasiones, el problema comienza en la alimentación de las mujeres antes y después de concebir a sus hijos.

Los expertos consideran que la causa más importante de obesidad infantil es la desaparición del desayuno como una de las comidas principales, seguida de los hábitos sedentarios como los videojuegos, la televisión, ir en coche o autobús al colegio o usar el ascensor.

A partir de los 14 años, el riesgo de obesidad es incluso mayor, ya que a esta edad, la mitad de los niños y ñinas españoles deja de hacer ejercicio. Además, el porcentaje de personas que, habiendo sido obesos entre los siete meses y los siete años de edad, siguen siéndolo de adultos es del 40 %. En cambio, cuando una persona ha comenzado a ser obesa entre los 10 y los 13 años, su probabilidad de serlo como adulto aumenta hasta el 70 %.

Las causas de la obesidad

Las causas de la obesidad son complejas e incluyen factores genéticos, biológicos, comportamentales y culturales. Si un padre o madre es obeso, existe un 50 % de probabilidades de que su hijo lo sea también. En cambio, cuando ambos padres son obesos, los niños tienen una probabilidad del 80 %. Aunque algunos problemas médicos pueden producir obesidad, estos casos constituyen menos del 1 %.

La obesidad en la infancia y adolescencia puede relacionarse con lo siguiente:

  • Malos hábitos alimenticios.
  • Comer en exceso. Atracones.
  • Falta de ejercicio.
  • Historia familiar de obesidad.
  • Enfermedades médicas (problemas endocrinos o neurológicos).
  • Medicamentos (esteroides, algunos fármacos psiquiátricos).
  • Acontecimientos o cambios estresantes (traslados, separaciones, divorcios, muerte de un ser querido, maltrato).
  • Problemas familiares o con los compañeros.
  • Baja autoestima.
  • Depresión u otros problemas emocionales.
  • Complicaciones y riesgos de la obesidad

Consecuencias físicas de la obesidad

  • Mayor riesgo de enfermedad cardiaca.
  • Hipertensión
  • Diabetes
  • Problemas respiratorios
  • Problemas de sueño

La obesidad en niños y adolescentes se asocia también a un mayor riesgo de problemas emocionales. Los adolescentes con problemas de peso suelen tener una autoestima más baja y ser menos populares entre sus compañeros. Muchos pueden ser víctimas de burlas o rechazo por parte de los demás.

Qué puedes hacer si tu hijo es obeso

Los niños han de ser evaluados por un médico para descartar la existencia de problemas médicos. En ausencia de una causa médica, el único modo de reducir peso consiste en hacer una dieta saludable e incrementar la actividad física. Para que la pérdida de peso sea duradera, es importante que el propio niño o niña esté motivado y desee perder peso.

Dado que la obesidad con frecuencia afecta a más de un miembro de la familia, puede ser necesario cambiar los hábitos de alimentación de toda la familia. Para ello puede servir de ayuda consultar a un experto en nutrición, quien puede establecer una dieta saludable para toda la familia. Del mismo modo, tal vez toda la familia tenga que implicarse en actividades deportivas y ejercicio físico.

Indicaciones para manejar la obesidad en niños y adolescentes

  • Cambia los hábitos alimenticios por otros más sanos.
  • Planifica con antelación las comidas de la semana y selecciona mejor los alimentos (elimina o reduce mucho los fritos, los dulces, los refrescos, evita las comidas rápidas o muy ricas en calorías, etc.).
  • Controla las porciones que pones en los platos (tal vez estén siendo demasiado grandes).
  • Aumenta la actividad física (sobre todo caminar) y procura que tus hijos tengan un estilo de vida más activo.
  • Infórmate de lo que tus hijos comen en la escuela.
  • Comed juntos en la mesa en vez de dejar que los niños coman mientras ven la televisión o mientras juegan con el ordenador.
  • No uses la comida como recompensa cuando se porte bien.
  • Limita las comidas entre horas.
  • Busca formas de preparar las frutas y verduras que atraigan a los niños.

Es importante que los hábitos saludables de alimentación y ejercicio se mantengan de por vida. A veces, tras alcanzar un peso normal, los niños o adolescentes vuelven a sus viejos hábitos, de modo que recuperan el peso perdido. Es importante que se acostumbren a mantener los nuevos hábitos de por vida.

Los padres de niños obesos pueden aumentar su autoestima enfatizando sus habilidades y puntos fuertes, en vez de centrarse en exceso en su problema de peso.

Si el niño padece algunos problemas de tipo psicológico, como ansiedad, depresión, baja autoestima, etc., estos problemas pueden impedirle tener éxito para adelgazar y para atenerse a los hábitos saludables, de modo que una psicoterapia puede servirle de ayuda. El psicólogo infantil tratará estos problemas, motivará al niño o niña para implicarse en la pérdida de peso y le dotará de habilidades y recursos psicológicos para atenerse a un estilo de vida saludable.

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