Autora: Ana Muñoz

La resiliencia hace referencia a la capacidad de las personas para adaptarse y superar situaciones adversas, traumáticas o de estrés prolongado. No implica solo resistencia ante las dificultades, sino también la capacidad de aprender y crecer a partir de ellas. Aunque en un principio la resiliencia se ha estudiado desde una perspectiva individual, en los últimos años la psicología social ha cobrado un papel crucial en su comprensión, al considerar el impacto del entorno, las relaciones interpersonales y los factores comunitarios en el desarrollo de esta capacidad. El apoyo social, la cultura, las instituciones y los valores colectivos desempeñan un papel fudamental en la forma en que las personas afrontan y superan la adversidad.

A) Fundamentos teóricos de la resiliencia

El término resiliencia proviene de la física, donde hace referencia a la capacidad de un material para recuperar su forma original después de ser sometido a una deformación. En psicología, este concepto se ha adoptado para describir la capacidad de las personas para afrontar, adaptarse y superar situaciones adversas como pérdidas, traumas, enfermedades o crisis económicas.

Desde un punto de vista psicológico, la resiliencia no significa la ausencia de sufrimiento o dificultades, sino la capacidad para manejar la adversidad de manera efectiva y salir fortalecido. No es una característica estática, sino un proceso dinámico influenciado tanto por factores internos como externos.

1. Factores individuales que influyen en la resiliencia

Si bien la resiliencia tiene un componente social importante, existen factores individuales que favorecen su desarrollo:

  • Inteligencia emocional: la capacidad para reconocer y gestionar las propias emociones y las de los demás facilita el afrontamiento de situaciones estresantes.
  • Personalidad: rasgos como la autoestima, la autoeficacia (creencia en la propia capacidad de lograr objetivos) y la apertura a la experiencia ejercen una influencia en la resiliencia.
  • Neurobiología: algunos estudios sugieren que el equilibrio entre los sistemas de respuesta al estrés (como el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal) juega un papel importante en la regulación emocional y la capacidad de afrontamiento.
  • Experiencias previas: las personas que han afrontado dificultades y han desarrollado estrategias efectivas de superación tienden a ser más resilientes en el futuro.

2. Diferencias entre resiliencia individual y colectiva

La resiliencia no solo puede analizarse desde una perspectiva individual, sino también desde un enfoque colectivo o comunitario.

  • Resiliencia individual: se centra en las estrategias y recursos personales que permiten a una persona afrontar la adversidad.
  • Resiliencia colectiva: se refiere a la capacidad de grupos, comunidades o sociedades para resistir y recuperarse de situaciones difíciles, como desastres naturales, conflictos o crisis económicas. En estos casos, el apoyo social, la solidaridad y las estructuras institucionales son fundamentales.

El estudio de la resiliencia desde la psicología social permite comprender cómo los factores externos pueden potenciar o dificultar la capacidad de afrontamiento de los individuos. En el siguiente apartado, se explorará en mayor profundidad el papel del entorno social en el desarrollo de la resiliencia.

B) La resiliencia desde la psicología social

Desde la perspectiva de la psicología social, la resiliencia no se concibe únicamente como una capacidad individual, sino como un proceso dinámico en el que influyen las interacciones sociales, el contexto cultural y las estructuras comunitarias. Algunos factores sociales importantes son los siguientes:

  • Apoyo social: la presencia de redes de apoyo (familia, amigos, comunidades) es fundamental para afrontar crisis y reducir el impacto del estrés. Las relaciones sociales ofrecen contención emocional, asesoramiento y recursos prácticos.
  • Normas y valores culturales: la manera en que una sociedad se enfrenta a la adversidad está influida por su cultura. Por ejemplo, en algunas sociedades se fomenta la interdependencia y el apoyo comunitario, mientras que en otras se prioriza la autosuficiencia individual.
  • Estructuras económicas y políticas: las oportunidades de educación, empleo y acceso a servicios de salud influyen directamente en la capacidad de resiliencia de los individuos y comunidades. La desigualdad social puede dificultar el desarrollo de estrategias de afrontamiento efectivas.

1. Resiliencia en comunidades: apoyo social y redes de ayuda

Las comunidades pueden ser espacios de resiliencia colectiva cuando fomentan el apoyo mutuo y la cooperación. En situaciones de crisis (desastres naturales, conflictos), las redes de ayuda entre vecinos pueden ser fundamentales para la recuperación. Instituciones como ONG o asociaciones pueden desempeñar un papel importante en la asistencia emocional y en la distribución de material de ayuda, comida y otros recursos.

2. Impacto del contexto sociocultural y económico en la resiliencia

El contexto en el que crece una persona o comunidad influye directamente en su capacidad para ser resiliente. Algunos aspectos a considerar son:

  • Entorno socioeconómico: las personas en situaciones de pobreza o exclusión social suelen encontrar más barreras a la hora de desarrollar resiliencia debido a la falta de recursos y apoyo.
  • Experiencias de discriminación o marginación: grupos que han sido históricamente marginados pueden desarrollar estrategias de afrontamiento colectivas para resistir la adversidad. Por ejemplo, las mujeres, a lo largo de la historia, se han encontrado con obstáculos en educación, trabajo y política, y han respondido con movimientos feministas, creando redes de apoyo y luchando por derechos como el voto, la igualdad salarial y la protección contra la violencia de género.
  • Medios de comunicación y resiliencia: los mensajes que transmiten los medios pueden influir en cómo una sociedad percibe la adversidad y qué estrategias de afrontamiento se valoran.

C) Factores sociales que favorecen la resiliencia

Las interacciones con la familia, la comunidad y la sociedad en general influyen en la forma en que se afrontan las dificultades. Veamos los principales factores sociales que potencian la resiliencia:

1. El papel de la familia y la educación

Desde la infancia, la familia y el sistema educativo desempeñan un papel importante en la formación de la resiliencia. Un entorno familiar donde se fomenta la confianza y el apoyo emocional permite a los niños desarrollar seguridad en sí mismos y herramientas para enfrentarse a la adversidad. La crianza basada en la autonomía, el refuerzo positivo y la resolución de problemas contribuye también al desarrollo de la resiliencia, y los niños y adolescentes que crecen en entornos donde los adultos demuestran habilidades de afrontamiento eficaces tienen más probabilidades de desarrollar resiliencia.

Por otra parte, las escuelas pueden fortalecer la resiliencia al enseñar al alumnado estrategias de afrontamiento, inteligencia emocional y resolución de conflictos.

2. La importancia de grupos de apoyo y relaciones interpersonales

Las relaciones sociales son un pilar fundamental de la resiliencia, ya que proporcionan una base segura para manejar las emociones y recursos para enfrentarse a situaciones difíciles. Contar con amigos, compañeros de trabajo o comunidades de apoyo reduce el impacto del estrés y facilita la adaptación a cambios o crisis.

Las asociaciones, grupos de terapia o comunidades de personas que han atravesado experiencias similares pueden generar un sentido de pertenencia y aprendizaje compartido. Por ejemplo, la comunidad LGBTQ+, ante la discriminación, ha creado redes de apoyo, espacios seguros y movimientos de activismo como el Orgullo, así como campañas legales para luchar por la igualdad de derechos en el matrimonio y la adopción.

El apoyo intitucional es también muy importante, ya que los programas de asistencia social, servicios de salud mental y recursos comunitarios pueden ofrecer herramientas para afrontar adversidades de manera efectiva.

3. Influencia de la sociedad y los medios de comunicación

La forma en que una sociedad considera la resiliencia influye en la manera en que las personas la desarrollan. Por ejemplo, en culturas donde se valora la solidaridad y el apoyo mutuo, las personas tienden a desarrollar una resiliencia más orientada a la comunidad. Los medios de comunicación pueden influir en la percepción que tienen las personas de la resiliencia al visibilizar ejemplos de superación o, por el contrario, pueden reforzar narrativas de victimización. Por último, la disponibilidad de información sobre estrategias de afrontamiento y bienestar mental facilita el desarrollo de la resiliencia en la población.

En definitiva, comprender la resiliencia desde una perspectiva social permite ampliar las estrategias para fortalecerla, no solo a nivel individual, sino también en comunidades y grupos vulnerables, a quienes puede costarles más trabajo desarrollar la resiliencia. Las intervenciones comunitarias, las políticas públicas y los mensajes transmitidos por los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la promoción de la resiliencia colectiva. Fomentar el apoyo social, la educación emocional y el acceso equitativo a recursos psicológicos puede ser de gran ayuda para superar la adversidad.

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